El inobjetable posicionamiento del sujeto,
que se demuestra y se despliega en un sin fin
de formas en medio de una realidad espacio-temporal, es a veces
demasiado complejo como para darnos
cuenta de sus limites. Esos limites, fronteras que han sido impuestas pero que
en realidad pertenecen a un mismo universo de relaciones, que sostenido a
abstractas unidades sustanciales, adquieren sentido pero no claro( continuando
el sendero de las concepciones cartesianas ), sino por el contario,
excesivamente ambiguo.
Los exiguos y escuetos discipulos del
deconstruccionismo de la modernidad tardia, postularan con argumentos
discursivos palidamente validos, en relacion a la cuestion de los margenes y
los textos, que la estrategia propia de la deconstruccion consiste en intentar sondear, en forma
hermeneutica, las obstusas zonas marginales, lo aparente, lo que quizas carece
de sentido, lo poco relevante. En si, aquellos ambitos que para el hacedor de
su genesis y su ocaso, es de importancia efimera y menor.
Es altamente cierto, según el planteo de
muchos analistas y criticos de la filosofia tan extrañamente llamada DEL
LENGUAJE, que este insistente interes centrado cuasi en forma exclusiva por la
marginalidad, no es mas que el palido reflejo de la indecibilidad acerca del
espacio en donde hallar la verdad, o el sentido pleno ( si es posible hallarlo
o si en realidad existe) de lo circundante cotidiano y no un deseo fortuito de
rastrear lo olvidado.
No consiste en transformar lo marginal en
central, lo accesorio en substancial, sino en intentar darles ubicación en una
misma estructura de sentido.
Pretencion por cierto de alto riesgo o de
excesivo tenor, pero valida en cuanto que nos amplia la vision , permitiendonos
un panorama mucho mas apto, desde lo critico, lo analitico y basicamente desde
lo fenomenico.
La consciencia sobre la propia subjetividad,
da su estallido inexorable en la modernidad. El aporte cartesiano, inaugura una
nueva era en la especulacion filosofica, principalmente en el area de lo antropologico, pero al mismo
tiempo, arroja al escenario de la razon
fenomenica un elemento de especulacion que producira un giro sustancial en la
historia del pensamiento.
Rosario, Marzo 2006
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